Durante el invierno necesitamos un sistema de calefacción que caliente nuestro hogar o local comercial. El más extendido en nuestro país es el sistema compuesto por calderas que funcionan con distintos tipos de combustibles.
Ahora bien, ¿sabes en qué se diferencian unas calderas de otras?
Principalmente se encuentra en la forma en la que el aire necesario entra para la combustión y cómo se produce la salida de gases hacia el exterior. Por eso, te puedes encontrar en el mercado con calderas a gas natural, calderas a gas propano o calderas de gasoil.
Las calderas de gasóleo son una solución muy utilizada porque es un sistema capaz de calentar con rapidez espacios amplios y de ofrecer un gran abastecimiento de agua caliente. Su coste es menor que el de otros sistemas pero también lo es su vida útil. Además, es importante saber que requieren de un mantenimiento anual para evitar cualquier riesgo y garantizar su buen funcionamiento. En cuanto a su coste es bastante elevado y hay que tener en cuenta que el precio de gasóleo fluctúa mucho. Se trata de un tipo de energía bastante contaminante para el medio ambiente y con fecha de caducidad.
El gas propano cuenta con un sistema de climatización muy similar al del gasóleo, sin embargo, su vida útil es mucho mayor. Además, requieren menos espacio porque son capaces de almacenar la misma cantidad de combustible den un dispositivo de menor tamaño. Este tipo de combustible, lo podemos encontrar en 3 formatos de suministro: botellas, en tanque o depósito.
El gas natural, por su parte, es la energía más limpia y más respetuosa con el medio ambiente. Teniendo en cuenta las exigencias europeas y el plan del futuro energético del país, el gas se presenta como la inversión más fiable y con mayores garantías de ahorro a medio plazo. Y es por este motivo por el que son las más utilizadas en la actualidad.
En este tipo de combustible, podemos encontrar los siguientes tipos de calderas:
Las calderas atmosféricas son las más antiguas y su funcionamiento de combustión es abierto, es decir, el aire utilizado es el que está disponible en la cámara, lo que la hacen más contaminantes y menos eficientes.
Las calderas de gas estancas: consideradas una de las más seguras ya que su cámara de combustión está asilada herméticamente del ambiente de la vivienda, es decir el oxígeno que necesita lo coge del exterior y los gases que emite se expulsan fuera de la misma. Entre ellas, destacan las calderas de condensación: su ventaja principal es que es muy eficiente en el consumo de combustible, tanto es así que el consumo de gas puede disminuir hasta en un 30%, por lo que son la mejor opción si quieres optar por ahorrar dinero en combustible y eficiencia.
Es recomendable tener contratado un plan de mantenimiento que permita anticiparse a cualquier fallo, sobre todo por lo que supone tener que prescindir de calefacción o agua caliente por una avería.
¿Cuáles son las averías más frecuentes de una caldera?
La caldera deja de funcionar de forma repentina. Aunque lo ideal es llamar a un técnico especialista o instalador de calderas de gas, es probable que haya un error en la presión del circuito.
La caldera hace ruidos extraños. En este caso es recomendable apagarla y contactar con el instalador.
La caldera pierde agua. Es bastante común que existen fugas en la caldera por la rotura o desgaste de algunas piezas o que haya problemas del propio circuito o aparato.
En Iris Global contamos con el servicio de reparación de calderas y somos especialistas en instalar y reparar las calderas de gas natural en el menor tiempo posible, por lo que no dudes en ponerte en contacto con nosotros.