El protector solar es clave para prevenirnos de la radiación solar, que puede afectar negativamente a la piel. Entre los daños más comunes se encuentran las manchas, quemaduras o melanomas, entre otros.
Por ello, durante todo el año, independientemente de la intensidad con la que brille el sol, hay que protegerse ante las radiaciones ultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB).
A la hora de elegir un protector solar tendemos a mirar el factor de protección. Sin embargo, también hay que considerar lo siguiente:
Otros de los aspectos más importantes a la hora de seleccionar el protector solar es el tipo de piel y el factor de protección:
Por otro lado, hay que tener en cuenta los tipos de piel. A menor tipo de piel más intenso debe ser el nivel de protección y más veces debemos renovar la aplicación de la protección sobre si queremos evitar problemas.
Tipo de piel |
Características |
1 |
Tono de piel muy claro que tienda a quemarse |
2 |
Tono de piel claro que tienda a quemarse aunque se broncea un poco |
3 |
Tono de piel medio. Se broncea poco a poco y no se queman mucho |
4 |
Tono de piel oscuro. Se broncea rápidamente y raramente se queman |
5 |
Tono de piel muy oscuro. Tienen mucha pigmentación y no se queman |
Por norma general, se recomienda renovar cada dos horas la protección utilizada, puesto que puede ir perdiendo efectividad con el tiempo y la acción de agentes externos. Por ejemplo, el sudor o el agua. Es por eso que, en el caso de estar en playas o piscinas, se recomienda renovarla tras cada baño. Aunque muchas cremas aseguran ser resistentes al agua, no está de más asegurarse con dicha renovación.
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