El mobbing inmobiliario es una forma de acoso al inquilino que vive de alquiler en un inmueble. Se da cuando un propietario se arrepiente de haber firmado un contrato de arrendamiento. Con el deseo de finalizarlo antes de lo acordado, realizan actos que empujen al inquilino a abandonar la vivienda.
La motivación suele ser económica. Es decir, consideran que podrían obtener una renta aún mayor con otros inquilinos o actividad, y tratan de finiquitar la relación mediante acciones de acoso contra quien reside en el inmueble.
El mobbing inmobiliario o acoso inmobiliario consiste en impedir a una persona disfrutar de una vivienda creando una estancia hostil y desfavorable a través de la ejecución de malas prácticas hacia los inquilinos.
Algunas de las prácticas más comunes de mobbing inmobiliario son:
Las consecuencias del mobbing inmobiliario para el inquilino son muy variadas. Puede enfrentar problemas psicológicos a raíz de la situación. También es posible que tenga que terminar abandonando la vivienda si las circunstancias se vuelven insostenibles.
Otra grave consecuencia para el inquilino es que se vea obligado a realizar un desembolso para recibir asesoramiento jurídico. Lo más probable, si la acción de acoso persiste, es que el inquilino tenga que iniciar acciones legales frente al arrendador.
El acoso inmobiliario es un delito que está sancionado. Así se establece en el Código Penal. Son sanciones que pueden ser económicas e incluso con penas de prisión de seis meses a tres años. Depende de la gravedad.
Si un inquilino sufre mobbing debe contratar a un abogado. Es la manera más eficaz de llevar a cabo todo el proceso de denuncia. Partiendo de esta base y teniendo en cuenta las consecuencias del mobbing, para prevenirlo:
Se recomienda, además, guardar toda la información y documentación que pueda demostrar lo sucedido en el futuro.
Desde el punto de vista del arrendador, si tiene algún tipo de problema con el inquilino, nunca deben utilizarse este tipo de acciones de acoso o mobbing, pues se estaría cometiendo una irregularidad.
Para solventar cualquier desavenencia con el inquilino es mejor contar con asesoramiento legal especializado mediante un seguro de defensa jurídica u otros servicios similares que permitan defenderse de irregularidades sin incumplir la Ley.