La compraventa de viviendas en España, según el Consejo General del Notariado y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), ha finalizado 2022 con alrededor de 60.000 transacciones.
A pesar de la difícil situación del sector lo cierto es que, tras la pandemia, 2022 ha sido un buen año si se compara con los años anteriores.
Sin embargo, cabe destacar que el 2022 ha estado marcado también por una gran inflación. Motivo por el cual el Banco Central Europeo tomó medidas como subir los tipos de interés, afectando así al Euríbor y a las hipotecas. Y limitó al 2% las actualizaciones de los precios de los alquileres. Teniendo en cuenta este escenario, ¿cuáles son las perspectivas inmobiliarias de cara a 2023?
El año pasado los precios aumentaron hasta llegar casi a su máximo histórico, especialmente en capitales de provincia y grandes ciudades. Con la diversificación energética y la oferta se espera que los precios se estabilicen. A ello se añade que el precio de la vivienda previsiblemente disminuirá, según algunas estimaciones, en torno a un 3%.
Además, se prevé un descenso de la demanda y un aumento del alquiler. Uno de los motivos son las hipotecas. Se prevé que caigan en el ejercicio de 2023 hasta un 17% según la plataforma Pisos.com.
En cualquier caso, es importante destacar que el mercado inmobiliario no tendrá un comportamiento uniforme en todo el territorio nacional. Ni siquiera dentro de una misma ciudad. Diferentes barrios de Madrid o Barcelona tendrán una evolución bien diferente por una cuestión de oferta y demanda en cada una de esas zonas.
Otro de los grandes retos del sector inmobiliario en España es el acceso a la vivienda de los jóvenes.
Los altos precios de la vivienda y sobre todo de los alquileres hace que los jóvenes no puedan emanciparse.
Las ayudas del Gobierno no parecen ser suficientes por lo que los expertos reclaman que debe existir una cooperación firme entre lo público y lo privado.
Por ejemplo, una de las ayudas más recientes es el bono joven alquiler. Se trata de una ayuda de 250 euros al mes para jóvenes de entre 18 y 35 años durante dos años. Para acceder a ella el precio máximo del alquiler tiene que ser de 600 euros, ampliable a 900 euros dependiendo de la comunidad autónoma. Las rentas de trabajo no pueden superar los 23.725,8 euros anuales.
Sin embargo, hay especialistas que sostienen que el alquiler lastra las posibilidades de ahorro. Y, en consecuencia, se limitan las opciones de superar la principal barrera real de acceso a la compra de una vivienda (por jóvenes y no tan jóvenes): la entrada.
Al no poder ahorrar no tenemos suficiente capital para hacer frente a la entrada de una vivienda, con lo que el inquilino sigue en alquiler. Un círculo vicioso, según define José Manuel Cartes, fundador de la startup Libeen en una entrevista en el diario económico Cinco Días.
Este tipo de startups con soluciones innovadoras serán también muy relevantes en el mercado inmobiliario en 2023. En el caso de Libeen se activa la fórmula de alquiler con opción a compra tras acabar el periodo de arrendamiento, de manera que el inquilino tiene en cinco años un colchón para acceder a la hipoteca que necesita mediante el alquiler mensual aportado.
Otro de los retos será aumentar el nivel de sostenibilidad, tanto en la construcción de vivienda como en la ya existente. Las personas interesadas en comprar o alquilar un inmueble cada vez valoran más que se trate de una vivienda eficiente. En este sentido, adquirirá más relevancia aún el contar con certificados energéticos que ratifiquen un buen nivel de eficiencia.
En consecuencia, la reforma de viviendas y un adecuado mantenimiento del stock de inmuebles, serán muy relevantes este año. Además de otras tendencias cada vez más consolidados, como las casas pasivas o actuaciones de eficiencia en edificios llevadas a cabo con el acuerdo de todos los vecinos de una Comunidad.