Los muebles son elementos que duran muchos años. Sin embargo, existen circunstancias que producen su deterioro. Por ejemplo, por el simple uso, cambios en el diseño de la casa o por preferencias personales que nos animan a renovarlos.
En cualquiera de los casos hay una pregunta muy importante que hacerse, ¿dónde tiro el mueble? Porque debes saber que no puedes dejar los muebles en la calle, ni al lado de los contenedores. Hacerlo conlleva sanciones económicas que oscilan entre los 700 y 1.500 euros, aunque depende del tipo y tamaño.
Existen diferentes opciones para tirar muebles viejos. Las dos más factibles son:
En el punto limpio se puede llevar cualquier tipo de mueble, independientemente de su tamaño. Ya sea camas, sofás, muebles de salón, mesas, sillas, etc. Como son instalaciones amplias, a la entrada encontrarás un profesional que sabrá indicarte exactamente dónde dejar los muebles.
La mayoría de las maderas se pueden reciclar. De hecho, solo en los casos en los que haya sido afectada por hongos o por la humedad resultará más complejo.
Lo más habitual cuando queremos deshacernos de un mueble viejo es tirarlo. Sin embargo, podemos contemplar otras posibilidades.
En primer lugar, pregunta a tus amigos y familiares. Quizás a alguno le interesen.
Otra alternativa es intentar venderlos. Aunque sean muebles viejos hay personas que están dispuestas a comprarlos para utilizar en segundas viviendas. Sobre todo aquellas personas que por el momento no pueden realizar un gran desembolso para comprar nuevos o simplemente por gusto.
En línea con lo anterior, puedes buscar tiendas de antigüedades o donarlos. Hay ONG que permiten la entrega de muebles para familias o personas que lo necesitan. Con el fin de ofrecerles un hogar digno.
Otra opción es reutilizar los muebles. Si tienes tiempo y te interesa puedes transformar los muebles viejos. Existe la posibilidad de que tengan el mismo fin y modificar al completo su utilidad. Son muchas las opciones que ofrece la restauración de muebles. Si te interesa, pero no sabes cómo hacerlo, busca en Internet. Encontrarás infinidad de tutoriales para aprender y ponerte manos a la obra. Es una buena opción para darles una segunda vida.
Para restaurar por tí mismo existen una serie de pasos comunes en prácticamente cualquier proceso de restauración. El primero de ellos será lijar la madera, para eliminar astillas, barnices desgastados por el tiempo u otro tipo de materiales y restos que pudieran estar en la superficie. Con el lijado se retira esta capa.
En segundo lugar, es recomendable añadir sellador. Facilita la posterior aplicación de barnices y pinturas. Y, además, protege contra agentes externos que puedan estropearla, como puede ser la humedad.
A partir de aquí, puedes pintar de otro color, añadir otro tipo de dibujos, dejar una restauración más natural y ligera… La última palabra la tendrás tú y tus gustos personales.