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Deterioro cognitivo y nuevas tecnologías

la tecnología previene el deterioro cognitivo
En mi artículo ‘Brecha digital y pandemia: reto y oportunidad’ publicado en Füture de INESE el pasado mes de noviembre, analizaba algunas dificultades que la Transformación Digital ha ocasionado al segmento senior de nuestra población.
 
En esta ocasión, me gustaría centrarme en las enormes posibilidades de la tecnología en su aplicación a la detección y tratamiento de algunas enfermedades.
 
Hace unos días escuchaba una conferencia sobre salud e innovación y me resultó muy interesante conocer la visión del Dr. Julio Moya sobre cómo el futuro nos prepara hacia la personalización de la medicina, la posibilidad de decidir sobre nuestros tratamientos o anticiparnos a posibles desarrollos de enfermedades. Y en este momento apareció la palabra “demencia”, y la posibilidad de anticipar el conocimiento de si podemos llegar a desarrollar una enfermedad neurodegenerativa, como por ejemplo el Alzheimer, qué podría suponer en nuestras vidas y qué decisiones nos haría tomar.
 
¿Y por qué no? ¿Por qué no poder anticipar para prevenir una enfermedad tan incapacitante como la demencia?
 
Pensemos en el Alzheimer, la enfermedad neurodegenerativa con mayor prevalencia de todas. Actualmente sabemos que el Deterioro Cognitivo Leve (DCL) es normalmente la antesala del desarrollo de una demencia, aunque la ciencia, a fecha de hoy, no ha conseguido saber qué lo produce exactamente ni por qué se degenera nuestro cerebro. Sí sabemos a qué afecta y cómo afecta, así como los procesos cognitivos que normalmente se ven más afectados y cuáles más preservados.
 
También sabemos que algunos fármacos ayudan en alguna de las fases de la enfermedad (pero no por mucho tiempo) y que el mayor problema es que, cuando la enfermedad se hace evidente, a pesar de ser una enfermedad de desarrollo insidioso, puede ser tarde para iniciar un tratamiento efectivo. Sin embargo, numerosos artículos de investigación reflejan como terapia efectiva la estimulación cognitiva, que puede conseguir ralentizar el desarrollo de la enfermedad y alargar la independencia de las personas afectadas. Esto consiste, dicho con otras palabras, en el entrenamiento de nuestro cerebro. Este tipo de intervención ha tenido la desventaja de que su efectividad es más alta si el entrenamiento es personalizado, pero esto supone una complejidad en su desarrollo y también un elevado coste económico cuando se lleva a cabo sin automatización ninguna y únicamente por profesionales trabajando “cara a cara” con el paciente. Y aquí es donde aparece la tecnología como una nueva aliada… Por un lado, porque ya hay estudios que demuestran que el uso de las nuevas tecnologías en población mayor de 65 años, con ordenadores, tablets, Smartphones, etc. ayuda al enlentecimiento de enfermedades neurodegenerativas, ya que implican el uso de distintos procesos cognitivos como la atención, la memoria o funciones ejecutivas. Por otro lado, porque ya hay un número considerable de aplicaciones disponibles que funcionan como entrenadores de funciones cognitivas, además de proporcionar un “feedback” inmediato sobre los resultados, contribuyendo a un doble beneficio: la estimulación y la motivación.
 
En relación con esto, en Iris Global hemos realizado durante este año 2021 un proyecto piloto de un servicio de automatización de rutinas de medicación, con usuarios mayores de 60 años.
 
El olvido de tomas de medicinas en personas polimedicadas es uno de los principales problemas de salud de los seniors, y hemos comprobado cómo una tecnología fácil de usar, respaldada por una atención humana de nuestro equipo de enfermería, mejoraba sensiblemente el cumplimiento de la posología, a la vez que nos aportaba información de valor sobre rutinas y comportamientos. La posibilidad de automatizar y registrar procesos, comparar datos, extrapolarlos y contrastarlos con el resto de la población, crear algoritmos, desarrollar perfiles y comportamientos nos puede llegar a obtener información sobre cuándo nos estamos acercando a ese punto de partida donde los procesos cognitivos comienzan a dar algún signo de alerta y advertirnos de que tal vez algo pasa y poder orientar así a las personas afectadas y a sus familias sobre qué hacer. El futuro próximo nos va a impulsar a trabajar con Bigdata, leguaje natural, Inteligencia Artificial, Machine Learning, etc, y de todas las posibilidades que el desarrollo de estas tecnologías va a poner a nuestro alcance para la detección y el tratamiento de enfermedades relacionadas con el deterioro cognitivo.
 
Estoy convencida de que la tecnología puede llegar a ayudarnos mucho más en este ámbito, y que este será uno de los principales retos de futuro en los campos de la tecnología y la innovación.